sábado, 7 de mayo de 2016

COMIENZOS

Comenzar algo no es lo mío, ni acabarlo. En realidad, tampoco se me da bien contar las historias. Pero, si tengo que elegir que es lo mejor que se me da, elegiría el comienzo.

Esa parte de la historia donde nada está decidido, donde puedes contar lo que quieras, esa parte donde puedes ser quien quieras. Donde puedes ser como quieras. Puedes hacer que los personajes salten de un muro, y luego contar el porque, puedes empezar desde el principio, y todo es como TÚ quieras que sea.

El comienzo de algo es... el paraíso. Tienes ilusión desbordante, una gran sonrisa que ocupa toda tu cara. Sientes, que el comienzo empieza, sientes que el cielo tiene un color particularmente azul, las nubes un blanco cegador, y, sí, todo te sale bien.

Cuando llega el final, lo más probable es que solo haya dos opciones. Y tener que decidir, es algo que quema tus entrañas, porque sientes lo que tienes que hacer, por mucho que te duela. Porque creciste moldeando a cada personaje, enseñándole el mundo a través de caídas, de decepciones, de alegrías, y, todas esas cosas que sabemos que le pasan a nuestros héroes de ficción.

Y, cuando llega el momento, y sabes que el final ha de ser, que se vayan, que se queden sin su amor, morir, o incluso vivir, pero igual de jodidamente mal que al principio; eso, es peor que si lo lees. Tener que hacerlo tú, escribir y no poder hacerlo, porque le quieres, porque es una parte de ti, porque es tu pequeño, eso, eso es lo que duele.

Y, sí, yo hablo de escribir libros, historias, hablo de poesía y poetas con sus musas, hablo de los libros; porque, eso es lo que quiero ser, es lo que soy, es lo que me gusta, y, igual tardé un poco en darme cuenta de que prefiero crear mis historias, de coger yo misma el cuchillo, y clavarlo en una parte de mi, a que lo hagan otros. Pero da igual, porque ahora lo sé, y lo demás da igual.

En fin, a este paso ya sabréis que pasa aquí. Esto es un mundo de letras, de tinta, y de historias que salieron de mi, como mariposas a través de una garganta de pétalos de rosas. Sí, yo escribiré mis conjuros aquí, como un testamento sin firma propia, un sello de que estuve aquí.

Si queréis saber más,
simplemente venir conmigo,
a donde los sueños se hacen realidad.
Nunca jamás.
                                                                                                                                ¬Peter Pan

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