Hay canciones que se asemejan a una brisa marina,
de esas que te
envuelven y te hacen sentir que estás en casa.
Hay otras que simplemente te llenan,
lo hacen, y caes rendido a sus pies.
Algunas canciones nos dicen quiénes somos,
las cosas buenas y las malas. Como
si fueran parte de nuestra familia.
Y luego,
después de la gran variedad escrita o no, está esa
canción.
La canción, que no solo es una canción, sino que eres tú.
Todos tenemos esa canción que nos define,
que la escuchamos, y sentimos que
somos cada do, re, y mi.
Que somos ese sostenido eterno,
o simplemente, el
silencio que da paso al estribillo.
Podemos sentir cada palabra,
que parece que
grita nuestro nombre.
Que llama a todas las partes de tu cuerpo,
invitándolas a
bailar con cada letra que vibra dentro de ti.
Sí, todos tenemos una canción así.
Aunque la de algunos sea como
la brisa marina que nunca deja de cambiar.
La de otros siempre es la misma, que
escuchan antes de dormir.
Y otras nos definen tan bien, que no solo tenemos
una.
Sí, hay más tipos de canciones,
pero el problema es que son infinitas.
Cada canción pertenece a una categoría diferente,
porque cada una, pertenece a
un persona diferente.
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