domingo, 7 de mayo de 2017

2º COMIENZOS- ARRIÉSGATE

Los comienzos me aterrorizan, y casualmente son ellos los que me hacen tirar la toalla, y decidir perder, perderme a mí misma.

Los comienzos me producen demasiada tensión, y a la vez me liberan de todos mis problemas antigüos, dándome espacio entre mis pulmones para almacenar restos de metal oxidado, que si les das un toque en el momento y lugar exacto, producirán una armonía hermosa e irrepetible, que te acompañará toda tu vida.

Eso es lo que siento acerca de los comienzos cuando estoy en paz, por las noches, a oscuras, y a la luz de las farolas, mirando por la ventana, contemplando edificios llenos de vida, que están llenos de almas deseando dormir, descansar, y dejar de pensar.

Almas que solo desean tener una rutina a la que aferrarse, para poder respirar tranquilos todas las noches, y así poder dormir, descansar, y dejar de pensar.

Y mientras eso ocurre, yo sigo en mi ventana, observando, contemplado como la vida de cada persona es distinta, como mi mente comienza a explorar los más inhóspitos recovecos que tiene la vida, y los abre en canal, esperando encontrar un tesoro oculto entre todos los restos de una pregunta a la que jamás le encontrarás la respuesta.

Porque los comienzos son difíciles, y a la vez inútiles, la menos intensa, la aburrida y la perezosa, la lenta, la torpe, simplemente es el comienzo.

Pero al final son necesarios, pues nos traen la información, nos ponen en contexto, porque sin ellos, nuestra vida no tendría sentido, y valga la redundancia de que la única parte de nuestra vida que no recordaremos será el comienzo, pero para el resto de cosas es tan necesario y tan sencillo...

Empezar un libro a la mitad, una canción por su estribillo, una comida por la última cucharada, una película por el problema, y una vida por la adolescencia. 

No es sencillo convivir con un comienzo, y sé que hace exactamente un año dije que lo más sencillo para mí era el comienzo, pero ahora solo puedo pensar que mentí, porque ahora es mucho más sencillo hablaros, y confesaros que en la vida hay cuestas que merece la pena subirlas, aunque jamás las vallas a escalar, los intentos te llevan a lugares maravillosos.

Un día, no hace mucho, descubrí que prefería arriesgarme, aunque casi nunca lo haga, aunque me de mucho miedo, arriesgarse es un comienzo, y todos los comienzos me aterrorizan.

En mi opinión, o al menos mi opinión de entonces, he arriesgado con esto, y no me arrepiento en absoluto, porque para llegar a donde quieres hay que meterse entre la gente y abrirse paso a uno mismo, arriesgándote a que te coman, a que acaben contigo, porque también es cierto que la gran mayoría de las veces, ellos, ganan.

Pero la sensación de haberte arriesgado, lo supera con creces. 

Esa sensación de libertad, valentía, orgullo, miedo, y euforia contenida, te liberan de un lugar del que no conocías su existencia, y eso es ganar, porque nadie más lo puede ver, lo puede sentir, es solo tuyo, es para siempre.

Porque justo en ese momento tus restos de metal oxidado chocan, en el momento y lugar exactos, y te creces, y ves más alto, más lejos, y todo deja de ser un comienzo, para convertirse en una realidad.

Un año más tarde, los comienzos me atemorizan, cierto, pero es que ningún comienzo me ha salido mal jamás, por qué iba este a destrozarme la vida?

Gracias por este año ♥

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