viernes, 25 de noviembre de 2016

ELLA SUFRÍA

Ella sufría,
pero su boca le jugó una mala pasada.

Se negaba a gritar,
sus piernas no eran capaces de salir corriendo,
y sus acciones dejaron de ser suyas.

Ese día ella se sentía igual que el anterior.

Una muy pequeña pieza del puzzle,
que estaba completamente rota.

Ella creía que al estar en una esquina, no era importante,
y que podrían prescindir de ella,
pero no sabía que las esquinas son la parte esencial.

Pero ese día no fue como el anterior.
Ese día la pieza de aquella esquina,
que nunca había acabado de encajar
por los rotos que tenía,
acabó por perderse.

Tal vez acabó debajo del sofá,
entre la manta,
o quizá sigue en la caja;
nadie lo sabe.

Al buscarla un poco y no encontrarla,
se rindieron,
como habían hecho con las otras piezas perdidas,
como harían con todas,
hasta que el puzzle jamás encajaría,
pues se quedaría sin piezas.



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