Abrí las viejas cartas que nos enviábamos en mano, y a las que, aun así, le poníamos sello. Los míos eran de paisajes, y los tuyos de animales, supongo que era así la forma que teníamos de diferenciarlas.
Escribíamos de la misma manera, con letra inclinada y bastante descuidada. Sin problemas podrían parecerle a cualquiera todo l, b, y d. Pero para nosotros significaban mucho más que garabatos en una cuadrícula simple y azul; eran los votos de un amor inmarchitable.
Las cosas que contábamos eran siempre las mismas, e iguales entre nosotros. Decíamos lo mucho que nos queríamos, cuanto necesitábamos al otro. La verdad es que yo sentía absolutamente todo lo que escribía, y sabía que tú también.
Ahora mismo, que ya ninguna está dentro del sobre, no te podría decir cual es de cada uno, ni tan siquiera podría ordenarlas cronológicamente, pues como dije, nuestro amor era inmarchitable.
Pero por mucho que mimes una planta, por mucho que cuides de un animal, por mucho que quieras a alguien, el amor jamás es eterno.
Pero de todas formas, si te llega esta carta, me gustaría recibir tu respuesta.
Puede que ya no tengamos la misma letra, puede que ya no nos digamos cosas bonitas, pero me gustaría volver a jugar a las cartas contigo.
Y ya si algún día te apetece, podríamos volver a dárnoslas en la mano.
Con amor ♥ tu amor pasado.
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