viernes, 29 de septiembre de 2017

INCENDIO

Ya no sé si existo física o emocionalmente, quizá tengo ganas de salir corriendo, quizá de encontrarte un corazón o más bien regalarte el mío.

Rozando lo desesperado te dije adiós.

Arañando los resquicios de carbón y ceniza
que aún flotaban a mi alrededor.

El olor del humo me quemaba la garganta,
a la vez que el arrepentimiento me la incendiaba.

Ese adiós no debió haber existido,
pues no apagaste las llamas, ni me miraste.

Y luego el incendio hizo lo inevitable.

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