Ni los días, meses, años.
Ni el milenio y los cambios.
Ni el viento ni el tiempo.
Así que me fui,
lejos,
esperando que
los recuerdos no
me persiguieran.
Tus recuerdos.
Pero lo hicieron,
y me atemorizaron,
me encerraron en mí mismo.
Pero ni las jaulas me protegieron,
ni las tormentas te arrastraron.
Estás dentro de mí,
y dudo mucho que puedas
escapar,
que yo me pueda
liberar,
que puedas
correr,
que pueda
respirar.
Ni el tiempo lo solucionará.
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